Publicado en Diario Jaén
José Galián Armenteros
He seguido con atención y preocupación como jaenero, todo el proceso y exaltación de nuestra insignia, faro de Jaén, la monumental Catedral.
Y al recibir la noticia de la “opinión” de ICOMOS, en primer lugar estoy de acuerdo en retirar el expediente por motivos obvios que no nos favorece. Ahora bien, desde ahora, como jiennenses, sugiero que hay que reiniciar el expediente, solicitando figurar en la lista de Patrimonio de la Humanidad, los méritos más que suficientes de la obra de Andrés de Vandelvira.
El Maestro, Vandelvira, conocido como arquitecto, documentalmente, quizás de familia flamenca de origen, natural de Alcaraz, provincia de Albacete, por 1509; conocido como arquitecto, documentalmente en 1540. Y fallecido en 1575, en Jaén, siendo enterrado por su deseo, expresado en su testamento, con la túnica de su Cofradía la de la Santa Vera-Cruz y en la nave de la Virgen pues era también cofrade de la Virgen de la Cabeza, en la iglesia de San Ildefonso; lugar que conozco desde mi niñez; por la negra lápida con su nombre, fechas e inscripciones con letras doradas, existente en el suelo, detrás del presbiterio, que cuando el prior Maroto cambió el pavimento, la destruyeron.
Y en otro orden, con ocasión de mi conferencia aperturando el curso cofrade de la Vera-Cruz, sugerí y se puso en la Cripta, debajo del Camarín de la Virgen de la Capilla, de la hoy Basílica de San Ildefonso, una placa de metal dorada, patrocinada por el Colegio de Arquitectos y la Cofradía de la Vera Cruz, diciendo que allí está enterrado el insigne y recordado arquitecto Andrés de Vandelvira.
He hecho esta referencia, principalmente para señalar desde dónde debe comenzar el expediente, haciendo de su tumba un lugar de peregrinación de arquitectos. Y desde donde, pasando por la calle donde vivió casado con la Campiñés o Villacarrillense, que hoy lleva su nombre, comenzaría la ruta de Vandelvira, entrando por la puerta que realizó, que daba al entonces cementerio y hoy plaza de San Ildefonso.
Haciendo resaltar el trabajo de Vandelvira en su conjunto local, provincial y nacional, apoyándonos, ya que fue declarada su obra en Baeza y Úbeda, en los monumentos que conocemos. Y a ellos, sumarle el resto existente, repito, creando “la ruta de Vandelvira” que puede ser incluso nacional, pues Andrés de Vandelvira estuvo en Sevilla a examinar la obra de la capilla real; estuvo más tarde en Cuenca llamado por el Cabildo eclesiástico, para visitar el claustro de la Catedral.
Y puesto que en Jaén tenemos su principal obra, pues pocas catedrales de España pueden ofrecer unidad estilista que la de Jaén, el monumento que dirigió; la obra que con amor sin duda hizo y sobre todo con responsabilidad de su fe, católico y cofrade; en la que terminó, la sala capitular y la sacristía, el panteón existente debajo de ésta y continuó el cuerpo de capillas del lado de la Epístola. Un largo etcétera que la historia recoge y las hemerotecas guardan como el gran legado del ilustre e insigne arquitecto que para siempre quiso descansar en Jaén. Y que en otra ocasión ICOMOS España con conocimiento, sea el encargado de informar y ofrecer un dictamen de méritos más que suficientes, porque los tiene la obra de Vandelvira. Y que figure en la lista de Patrimonio de la Humanidad.
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